Con el bicampeonato conseguido con Peñarol, sumó su octavo título en cinco equipos distintos, y se convirtió en el más ganador de la Liga Nacional. Humilde, escapa a las comparaciones con Milanesio y Campana. "Ellos son los mejores de la historia", le dijo a Clarín.com.
El debate respecto a si es o no el mejor de la historia de la Liga Nacional está abierto (Ver Video-encuesta). Muchos dicen sin dudarlo que, efectivamente, sí lo es. Otros se inclinan por Marcelo Milanesio o Héctor Pichi Campana. “Creo que ellos están un pasito por encima de un grupo importante de jugadores dentro de los que quizás me encuentro yo”, dice, humilde, cuando Clarín.com le consulta. Pero ya no hay discusión en materia de estadísticas. Ahí, a partir de anoche, Leonardo Gutiérrez mira a todos desde arriba, con ocho títulos en la Liga Nacional en su bolsillo, con el agregado extra de haberlo conseguido con cinco equipos distintos. Impresionante.
Campeón con Olimpia de Venado Tuerto en 1996, con Atenas en 1999, 2002 y 2009; con Ben Hur en 2005 y con Boca en 2007, Leo Gutiérrez llegó a Peñarol con el objetivo de guiar a un título liguero a un equipo con el que mantenía un vínculo similar a un clásico. Los de Peñarol le gritaban Cebador Olímpico, en una alusión a su participación en los Juegos de Atenas 2004 donde se coronó la Selección; y Leo les respondía con actuaciones superlativas. Los amargó en dos finales, una con la camiseta de Boca y otra con la de Atenas. Hasta que en un día el destino los puso del mismo lado. La combinación entre ambos fue explosiva: ganaron las dos ligas que disputaron de la mano y, además, cosecharon otros cuatro títulos, incluida una Liga de las Américas, el torneo más importante a nivel continental. Ahora Leo es ídolo del club y Peñarol significa mucho en la vida del cordobés.
Podría sentirse hecho Gutiérrez. Pero nada de eso sucede. Es que no conoce lo que es saciarse de gloria. Se lo explicaba a Clarín.com Domingo Robles, presidente de Peñarol, el año pasado: “Leo siempre quiere más. No terminamos nunca de festejar que ya se acerca y te dice su próximo objetivo”. Si el testimonio del dirigente no alcanzaba, el propio Leo ayer se encargó de dejar en claro que esa mente asesina que le adjudican no es una exageración. Apenas agarró el micrófono en la ceremonia de premuiación, bajó línea: “Pocos equipos lograron ser bicampeones (Ferro, Atenas y Estudiantes de Olavarría) y ninguno consiguió el tricampeonato. Así que ahora vamos por eso”, lanzó.
Otro ejemplo de su mentalidad superadora: hace algunos meses logró batir la marca de mayor cantidad de triples en un partido al encestar 15. El día previo al quinto partido de la final, acaso el juego más importante del año, Leo se quedó practicando un rato largo tras el entrenamiento. ¿Cómo le fue? Probó 45 veces, anotó en 41 ocasiones.
Su idolatría por Campana y Milanesio le impiden a Leo considerarse ni siquiera a la altura de ellos. “Pichi y Marcelo son los mejores de la historia y siempre lo van a ser. Vamos a hacer sinceros, yo sólo los superé en números, ellos serán siempre los número 1, para mí y para todo el mundo”, repite una y mil veces en el parquet del Polideportivo. Y reconoce que, como buen fanático, trató de copiar cosas de ambos: “Aprendí mucho de ellos. De Pichi, el querer tener la pelota en todo momento; de Marcelo, el intentar darles tranquilidad a mis compañeros. Y las ganas de ganar siempre, en cada partido, entrenamiento y torneo”.
Con un año más de contrato en Peñarol y la intención de los dirigentes, ni bien arranque la temporada, de blindarlo por el resto de años que decida jugar, no todas son sonrisas en la vida de Gutiérrez. Es que en este afán por ganar y ganar ahora se le presenta un obstáculo: la posible partida de Sergio Hernández. “Ya estamos en la historia, pero el tricampeonato sería algo súper. Si se va Oveja va a ser difícil”, admite. Y, entonces, le sale el chico de Marcos Juárez que nunca dejó de ser y ruega por la continuidad del DT más ganador: “Quiero que se quede al lado mío. Lo vamos a intentar convencer y sino le vamos a pegar un par de bifes, je”. Leonardo Gutiérrez, el más ganador, el insaciable.
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