Hacer el resumen de la carrera de alguien como Shaquille O’Neal es casi un imposible. El número de hazañas, de partidos increíbles, de situaciones en las que su poderío físico ha dominado es casi innumerable. Sin embargo, hay una serie de momentos que han marcado la trayectoria de uno de los más grandes de toda la historia del baloncesto. Un jugador que forjó su leyenda a partir de diez hitos realmente importantes.
Número 1 del Draft de 1992
Era el más deseado, el jugador al que todos querían en su equipo, alguien que, salido de la Universidad de Lousiana State (donde coincidió con Mike Hansen), podía cambiar la historia de cualquier franquicia. Orlando Magic fue el más afortunado y se llevó a Shaquille O’Neal con el número 1 del Draft de 1992.
El All Star de 1993
Su impacto enla NBA fue inmediato. Su rendimiento en la pista desde el primer minuto no defraudó en absoluto (en su segundo encuentro como profesional ya hizo más de 20 puntos y 10 rebotes) y su repercusión mediática superó todas las expectativas. Shaquille O’Neal era la versión del Siglo XII de los grandes pívots y los aficionados se decantaron por él desde el primer día, eligiéndolo como titular para el All Star en su primera temporada en la mejor liga del mundo, por delante de una estrella consagrada como Pat Ewing.
El primer triple doble
A pesar de su poderío como taponador, no fueron demasiadas las ocasiones en las que Shaquille O’Neal puso completar un triple doble. Por eso, aquel partido del 20 de noviembre de 1993 será siempre un recuerdo imborrable. Su estadística final es de las que corta la respiración: 24 puntos, 28 rebotes y 15 tapones.
El Mundial de Toronto de 1994
El Dream Team había marcado distancias entrela NBA y el mundo FIBA en las Olimpiadas de Barcelona 92 y en el Mundial de Toronto en 1994, Estados Unidos quería prolongar ese dominio abrumador. Un equipo liderado por un Shaquille O’Neal demoledor (MVP del torneo) apabulló a todos sus rivales, superando las palizas dadas por el Dream Team (aunque no pudieron superarles en magia).
Las Finales de 1995
Hay quien dice que se aprende más de una derrota que de unas cuantas victorias. No sé si será cierto, pero Shaquille O’Neal sí que supo sacar provecho de la derrota de Orlando Magic en las Finales de 1995 ante los Houston Rockets de un Hakeem Olajuwon a un nivel excelso. Acompañado de Penny Hardaway, Shaq jamás tuvo opción de hacerse con el anillo (perdieron por 4-0), pero en aquellos partidos nació el nuevo Shaquille O’Neal.
La temporada 1999-2000
Después de su fichaje por los Lakers, que cambiaba la faz de la NBA, Shaquille O’Neal fue mejorando a marchas forzadas temporada tras temporada. Anotador feroz, reboteador implacable, en un estado de forma espectacular,… detenerlo era una odisea. De hecho, en la 1999-2000 nadie fue capaz de hacerlo: MVP de la Regular Season, MVP del All Star, MVP de las Finales, mejor partido de su carrera (61 puntos y 23 rebotes), máximo anotador de la liga,… todo ello coronado con su primer título. Imparable.
El Threepeat
Los Lakers habían, por fin, superado la losa del show time de los Magic, Worthy y Kareem, gracias a Shaquille O’Neal y Kobe Bryant. Uno de los dúos más brillantes de todos los tiempos (y también de frágil equilibrio) imponía su tiranía enla NBAcon Phil Jackson en el banquillo. Ni los Trail Blazers (con su famoso Hack-a-Shaq), ni los Kings de Webber y Divac, ni los Nets de Kidd y Carter o los Sixers de Iverson, nadie pudo impedir los tres anillos consecutivos.
Las Finales del 2004
Tim Duncan y sus San Antonio Spurs habían roto el monopolio de los Lakers. El equipo de Los Ángeles no digirió bien la afrenta y quisieron recuperar su posición de privilegio por la vía rápida, pero no fue tan sencillo. Tras haber fichado a dos estrellas del calibre de Gary Payton y Karl Malone, aunque ya veteranos, no parecía haber rival que pudiera con ellos. Así fue hasta las Finales, donde un conjunto muy sólido y sin fisuras como los Detroit Pistons hizo añicos el glamour de los Lakers y precipitó el adiós de Shaquille O’Neal, con su relación con Kobe Bryant completamente rota.
El anillo del 2006 con Miami Heat
Tras salir de Los Ángeles, Shaquille O’Neal sólo tenía una idea en la cabeza: volver a estar en lo más alto. Una vez más, al igual que había sucedido tras las de 1995, el pívot supo evolucionar tras la derrota en unas Finales. Shaq sabía que sus años de poderío físico estaban acabándose y supo convertirse en el pilar sobre el que asentar a los Miami Heat. Sin Dwyane Wade los Heat no habrían ganado el anillo del 2006, pero sin O’Neal las habrían perdido.
La retirada
El último baile por el título de Shaq supuso también el comienzo de sus problemas físicos. Desde aquel momento, cada nueva temporada suponía un menor número de partidos jugados y un mayor número de lesiones. O’Neal buscó un destino en el que tener una última oportunidad y pasó por Phoenix, Cleveland y Boston, pero no fue posible. Se retiró al terminar esta temporada, la 2010-2011, pero fue en el All Star del 2010, del que fue elegido MVP, cuando todos los jugadores de la liga le rindieron tributo. No era para menos.
Gracias por todo, Shaq.
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